Cansado pero feliz y convencido Carlos Córdoba, el periodista mendocino de 71 años que decidió irse caminando hasta Buenos Aires para visibilizar la situación precaria de los jubilados argentinos, ya está en La Paz.
Luego de tres días de marcha, a ritmo tranquilo pero sin pausa, el hombre que en Radio Nihuil conduce el programa Labor de Radio, ha caminado más de 140 kilómetros para llegar al último departamento mendocino antes de entrar a San Luis.
No se amilanó Carlos cuando su compañero de ruta, el artista Juan Bautista García, que iba en bicicleta, sufrió una caída y no pudo continuar por lo que debió retornar a casa.
Pero a este «loco» aventurero nada parece detenerlo. Además, es tanta la solidaridad que recibe, motivada claramente por su objetivo de hacer visible lo poco que ganan los jubilados, que en lugar de decaer, se fortalece.
Carlos Córdoba está cumpliendo su misión. Ya caminó más de 140 kilómetros.
El lunes durmió en Palmira y el martes en Santa Rosa, en hogares en los que fue generosamente alojado por personas que no han dudado en darle albergue y alimento. Este miércoles llegó a La Paz y quien lo alojó fue la familia Robles, la del periodista de Canal 7 y Radio Nihuil, Sergio Robles.
Este jueves probablemente se lo tome como descanso para retomar la marcha el viernes, mientras la historia se va conociendo cada vez más.
Medios de comunicación de todo el país comenzaron a interesarse por este caminante que dentro de más o menos un mes espera llegar a Buenos Aires y dirigirse al Congreso de la Nación para entregar un petitorio, junto al defensor de la Tercera Edad, con el objetivo de reclamar que el sueldo mínimo de los jubilados se equipare a la Canasta Básica Alimentaria, o sea por encima de los $100.000.
Por donde pasa salen a saludarlo jubilados y algunos se prender a caminar con él por lo menos un tramo. En la ruta los camioneros y los colectivos de larga distancia le tocan bocina. Por todos lados le ofrecen algo para hidratarse y alimentarse. Carlos Córdoba ha logrado despertar un movimiento solidario que parece no tener límites.